martes, 24 de junio de 2014

Sigmund Freud. Por consiguiente, podemos abrigar la esperanza de que el valor que el folklore tiene en la vida psíquica será reconocido cada vez más claramente y que las vinculaciones entre esta investigación y el psicoanálisis serán mucho más intimas en un futuro próximo. Junio 26 de 1910.



El motor principal de la influencia religiosa fue la identificación con la figura de Cristo, facilitada por el azar de su nacimiento en el día de Nochebuena. El amor a su padre, cuya exageración había hecho necesaria la represión, encontró aquí, por fin, una salida en una sublimación ideal. Siendo Cristo, podía el sujeto amar a su padre, que era por tanto, Dios, con un fervor que, tratándose del padre terrenal, no hubiera encontrado descargo posible. Los caminos por los cuales el sujeto podía testimoniar dicho amor le eran indicados por la religión y no se adhería a ellos la conciencia de culpabilidad, inseparables tendencias eróticas individuales. Si la corriente sexual más profunda, precipitada ya como homosexualidad  inconsciente, podía aún ser depurada, la tendencia masoquista, más superficial, encontró sin grandes renunciamientos una sublimación, incomparable en la historia de la pasión de Cristo, que para honrar y obedecer a su divino Padre se había dejado martirizar y sacrificar...





                                          Marpin y la Rana.