El caso más relevante de objeción de conciencia de la Segunda Guerra Mundial y de toda la historia fue el protagonizado por el británico Gilbert Lane, natural de la ciudad inglesa de Surrey, que se opuso a empuñar las armas hasta en seis ocasiones.
En cada una de ellas fue juzgado por un tribunal militar, que le condenaba a sucesivas penas de prisión. En cuanto las cumplía, el obstinado pacifista volvía a reincidir, declárandose de nuevo objetor. En total, estuvo privado de libertad durante casi tres años, la mitad de lo que duró la guerra.
-J. Hernández-
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