Se ha construido a mi medida
un ataúd de madera de pino.
En él yaceré
esperando el sonido de la trompeta.
Y cantaba al eterno occidente el final eterno:
Ataúdes, troncos de roble,
sois nuestro descanso eterno.
El día se acerca a la noche,
el hacha yace al pie del árbol,
llegan los últimos días.
-Dimitri Merezhkovski-
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