En realidad está compuesto de un fluido gasoenergético, que resulta de la combinación de cuatro gases nobles: helio, argón, xenón y kriptón energizados con la luz de alta vibración que proviene del Sol. El cuerpo astral en un humano encarnado está superpuesto sobre el cuerpo físico e intimamente ligado a él, de manera que interpenetra cada una de las células del organismo y les proporciona la energía vital que necesitan. La función de los gases nobles es la de ser los portadores materiales de esa energía, que no puede ser absorbida directamente por el cuerpo fisico. Es decir las moléculas gaseosas captan la energía reduciendo su tasa vibratoria. Cuando el espíritu se liga al óvulo recien fecundado, su cuerpo astral constituye un patrón para el desarrollo y formación el cuerpo humano, desde el cigoto hasta el adulto, y llega incluso a aportar una parte de la carga genética propia del espíritu encarnante al cigoto.
-V. Guillem-