Viendo lo cual una paloma, que estaba en el árbol próximo, le echó una rama, en la que se refugió. Llegó en esto un cazador y armó su arco para tirar a la paloma. La hormiga que vio el peligro en que se hallaba su bienhechora, corrió luego y y dio un fuerte picotazo al cazador en el pie, éste sintiéndo el dolor volvió la cara y dejó caer la flecha, a cuyo ruido advirtiendo la paloma el peligro, se escapó.
Esopo, para Presencias Invisibles
No hay comentarios:
Publicar un comentario