Para los antiguos egipcios era animal sagrado, en cuyo honor se levantaron templos y se celebraron anuales festividades. Quien diese muerte a un gato se hacía acreedor a la última pena. Con la ruina de Egipto cambió la suerte de los gatos. India y China, países infectados de ratas, los consideraron animales útiles.
Los supersticiosos labriegos del norte de Europa y de aquella época achacaron al gato, en el cual veían la encarnación de un brujo, los daños que la humedad o las ratas causaban en sus graneros. Verdad es que los gatos actuan a veces de un modo extraño e incomprensible desde el punto de vista del hombre. Pegan saltos como si tratasen de coger al vuelo seres invisibles para nosotros; son aficionados a vagar silenciosamente en la oscuridad; su voz tiene a ratos sonidos fantásticos y medrosos; emite su pelaje chisporroteos eléctricos. La creencia de que se hallaban relacionados en una u otra forma con los espíritus malignos se extendió en la Edad Media por toda Europa, y fue causa de que se persiguiese, atormentase y diese muerte a los gatos...
-Roger Butterfield-
Presencias Invisibles nobles y malvadas nos acompañan.
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