domingo, 4 de marzo de 2012

El día que muere y la noche que nace, luchan un momento,




mientras la azulada niebla del crepúsculo tiende sus alas diáfanas sobre los valles, robando el color y las formas a los objetos, que parecen vacilar agitados por el soplo de un espíritu.

-Gustavo Adolfo Becquer-

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