sábado, 19 de octubre de 2013

(La palabra griega Átomos significa lo que ya no se puede dividir) Parménides formuló los siguientes axiomas: el ser es y el no ser no es. Hasta aquí todo correcto, pero luego identificó pensar y ser y afirmó que "el pensar y el ser son lo mismo".

                  El ser se capta por la razón; lo captado por los sentidos no es el verdadero ser, sino las apariencias, algo que deviene, que se transforma, pero que no es ser. La conclusión que extrajo fue demasiado radical: el ser racional es, pero el observacional no es; luego, lo que captamos por los sentidos no tiene una existencia verdadera. La conclusión era nefasta, pues iba en contra del sentido común, pues se afirmaba que el mundo exterior, captado por los sentidos, no existía en realidad.
El atomismo corregía tal reto. Leucipo y Demócrito afirmaron: el ser existe y el no ser también existe. Ni paradoja, ni contradicción. El ser son los átomos y el no ser, el vacío; en el vacío los átomos se mueven y, en sus choques, forman diversas figuras que componen los objetos que nosotros vemos. Una teoría bien moderna.


                               El blog de Marpin y la Rana.

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