Son demonios por su rebeldia; pero también son algo ángeles por su pretensión de redentores. (El demonio se subleva contra Dios en nombre de la Justicia; no es la suya una rebeldía caprichosa.) Aún suponiéndoles toda la maldad que se quiera, no puede desconocerse que abogan por una causa humana: la causa de los desheredados y miserables, que es, al fin y al cabo, la causa de Jesús. No cabe duda que en su insurgencia contra Jehová-Estado tienen razón, y que sólo pueden discutirseles los medios: el fin siempre se justifica.
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