EL MAL
Mientras los escupitajos bermejos de la metralla
van silbando todo el día por el inmenso cielo azul;
y que escarlatas y verdes, junto al rey que les desaira
se hunden los batallones en masa aguantando el fuego.
Mientras que una locura, horripilante, destroza
y convierte cien mil hombres, en humeante rimero;
-¡Pobres muertos! en verano, en la hierba, en tu alegría
¡Natura! ¡Oh tú que hiciste estos hombres santamente!...-
-Existe un Dios, que se ríe del mantel adamascado
del altar, y del incienso, y de los cálices dorados
y que en la mecedura de los hosannas se duerme;
pero se despierta cuando ve las madres que se agrupan
con su vieja cofia negra, angustiadas llorando
y le dan la perra gorda, en su pañuelo anudada.
YA VIENEN LAS PRESENCIAS INVISIBLES, YA VIENEN
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