El 6 de enero de 1945, el buque de guerra norteamericano Calloway transportaba a 1.118 soldados hacía el golfo de Lingayen, en el norte de Filipinas, cuando fue atacado por un avión kamikaze japonés. El aparato impactó en la cubierta del barco, incendiándose su depósito de combustible.
La acción suicida costó la vida a 29 miembros de la tripulación y resultaron heridos 22 más. Curiosamente, ninguno de los 1.118 soldados sufrió el más mínimo daño.
-Jesús Hernández-
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