¡Qué horas, oh qué horas tan negras hemos pasado esta noche!
¡Qué visiones tú, corazón, has visto; qué caminos andado!
¡Qué visiones tú, corazón, has visto; qué caminos andado!
Y las que verás y las que andarás en esta más larga dilación de la luz todavía.
Como testigo fiel lo cuento.
Pero donde decía horas,
quería decir años, quería decir una vida.
Y mis quejas angustiadas
Pero donde decía horas,
quería decir años, quería decir una vida.
Y mis quejas angustiadas
son gritos sin término,
gritos como muertas cartas mandadas
gritos como muertas cartas mandadas
en vano al ser más amado que, ¡ay!, vive en desgarrada lejanía.
-G.M.Hopkins-
PRESENCIAS INVISIBLES NOS ACOMPAÑAN
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