domingo, 29 de mayo de 2011

¿Es posible que la maldad nunca sea total, que su triunfo, por arrollador que parezca, nunca sea absoluto?


"Seguidme- dijo Ayesha, terminante-, y, cuando se retiren, juzgadme." 


En su ofrecimiento estaba implícita una vieja pregunta: ¿Qué clase de idea eres tú? Y ella a su vez, le había dado una vieja respuesta: Yo fui tentada, pero he sido renovada: soy inflexible, absoluta, pura.
-S. R-


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