viernes, 23 de septiembre de 2011

EL DRAGÓN. También el "tema del dragón", diremos recordando la jerga de los wagnerianos de nuestra niñez, aparece tratado en la leyenda de don Teodosio de un modo especial.


Desde que en la epístola de San Judas (I, 9) y en el "Apocalipsis" de San Juan (XII, 7,9), se trata del arcángel en su lucha con el demonio o los demonios en masa, podemos considerar que hay elementos suficientes para interpretaciones plásticas variadas no sólo de la figura de San Miguel, sino también la del enemigo.
Aparece éste, a veces, como en la lucha primigenia, caído, pero sin haber perdido los primeros rasgos del todo, con figura humana por arriba, como sierpe diabólica por abajo. Después no es sólo el demonio enemigo de San Miguel, sino aquel que matan otros arcángeles y santos como el mismo San Jorge, el que aparece en forma de dragón; dragón románico, gótico o barroco, para el caso es lo mismo.
Pero en esta ocasión resulta que el dragón, que amenazo de muerte a don Teodosio era un drágón que vivía de modo permanente y habitual en una cueva de Monte Aralar; un dragón herencia de otros dragones con residencia fija podríamos decir, muertos por héroes antiguos o caballeros medievales, de manera repetida.
En tierra vasca hay memoria de otra leyenda genealógica, según la cual, un señor de la familia de Belzunce combatió con un dragón que vivía en Saint Pierre d´Irube. Es decir, que el dragón-demonio, más o menos genérico, se convierte en los dos casos en un ser de carne y huesos, con vida mortal...
-J. C.B-


PRESENCIAS INVISIBLES

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